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jueves, 5 de marzo de 2009

No te pases, Keiko (por susana Villaran)

“Responda a mi pregunta directamente”, me dijo el fiscal anticorrupción con evidente agresividad, “no haga política ni hable de una corrupción que no sabemos siquiera si existió. Responda directamente sobre cuánto costaba un Menú Ejecutivo en la época que usted era ministra”. Palabras más, palabras menos, eso fue lo que me dijo cuando prestaba testimonio como testigo de la defensa.
El presidente de la Sala consideró la pregunta pertinente. De Ripley.
Quienes se hicieron cargo durante el Gobierno de Transición de la reorganización total del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria PRONAA para garantizar elecciones limpias y justas –proceso que contó con la activa participación de las organizaciones de comedores– padecen un injusto calvario hace varios años en un sistema especializado de justicia que ha perdido la brújula y se vuelve contra los inocentes.
Esas personas valiosas tenían el mandato democrático de desmontar la maquinaria reeleccionista de Fujimori que fue hábilmente manejada por la actual congresista Luisa María Cuculiza y el señor Vara Ochoa. Estos personajes obligaban a las socias a usar mandiles naranja y pintar letreros en cada Comedor Popular con el color de la campaña de Perú 2000 rompiendo gravemente la neutralidad del Estado; a dar cuotas para el cumpleaños del “chinito” y a acudir a sus manifestaciones a bailar con Keiko y Tudela con Rosi War, entre otros.
En el mismo día, en otro escenario, Keiko Sofía Fujimori se declara luchadora contra la corrupción. Un fiscal anticorrupción pone en cuestión la existencia de la corrupción sistémica en los 10 años del gobierno de Alberto Fijimori y la hija de éste se convierte ante las cámaras en la Juana de Arco de la transparencia y la probidad.
El mundo al revés.
La mujer que no dudó en tomar el puesto de la madre violentada por su padre, la que no titubeó en tomar 354,881 dólares para estudiar en una prestigiosa universidad estadounidense cuando su padre ganaba solamente 2,000 soles mensuales.
La que hoy dice defender a los pobres y esconde que con todo lo que se robaron en el gobierno de Fujimori se enriquecieron los de arriba, se empobrecieron los de abajo porque se generó menos crecimiento, se pagaron menos impuestos y se desincentivó la inversión. La que formó parte del sistema que expolió a los pobres y los avasalló.
La memoria es indispensable para que no se repitan hechos similares. La red de corrupción en los 10 años nefastos contó con un sistema nacional centralizado, como bien definió la Iniciativa Nacional Anticorrupción (INA) en su informe del 2001.
Si usted lee este artículo, difúndalo, ya que la historia de la corrupción del fujimorismo no puede ser olvidada. El inmenso abuso del poder en beneficio de Fujimori, Montesinos y todos los que los acompañaron en esa empresa criminal tiene que ser recordado.
La corrupción tiene que ver con nuestra vida diaria y tenemos la obligación de recordar y de deslindar. La gente en el Perú necesita autoridades en quienes confiar. No miren en la dirección del fujimorismo. Por ahí no hay salida, sólo oscuridad.

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