Una resolución ministerial autorizó, el 4 de Marzo, el ingreso al territorio del Perú de personal militar de EEUU para que apoye “en la Evaluación de la Estructura de la fuerza militar del Perú”.
La ayuda humanitaria y militar de EEUU -justificada por la lucha contra el narcotráfico- se intensificó bajo la presidencia de Alejandro Toledo y ha sido fortalecida desde la firma del Tratado de Libre Comercio en 2006, durante el mandato de Alan García. El frecuente ingreso de tropas revela un nuevo intervencionismo de los EEUU en América Latina en nombre de la doctrina de seguridad Nacional que pone en cuestión la soberanía del Perú.
Desde la firma del TLC en 2006 por el gobierno de Alan García, las publicaciones en el periódico oficial El Peruano, de resoluciones autorizando el ingreso de tropas estadounidenses por aire, mar y tierra se multiplicaron de manera significativa. El actual presidente quien había prometido modificar profundamente el TLC durante su campaña electoral, hizo todo lo contrario.
Así que la resolución del 4 de Marzo es una más desde que la Ley de requisitos para la autorización y consentimiento para el ingreso de tropas extranjeras en el territorio de la República fue modificada en noviembre de 2006. La dicha ley permitía implementar el proyecto “Nuevos Horizontes 2006” que consiste en organizar el Ejercicio Combinado de Entrenamiento Conjunto y de Acción Cívica Humanitaria con EEUU.
Al parecer, el motivo no tiene nada de malo: implementar una cooperación logística entre ambos países. Como lo subraya Guillermo Burneo -miembro de Acción Internacional CONADES-PERÚ- es una práctica normal entre dos estados. Pero, al analizar el contexto en el cual se modifico la ley, esta colaboración es una prueba más que los EEUU quieren asegurar su presencia física en la región latinoamericana que siempre consideraron como su dominio reservado.
En 2002, George Bush se encontró en Lima con el entonces presidente, Alejandro Toledo, y explicó que la lucha contra el narcotráfico se inscribía en el marco de la guerra contra el terrorismo llevada desde los atentados del 11 de septiembre porque “ambos se respaldan”. El aumento de las cultivos ilegales de coca en Bolivia y Perú fue calificado por la administración Bush de “amenaza regional”, y así se justificó la implementación de este apoyo técnico por parte de los EEUU en esos países. Así que la presencia de militares norteamericanos en Perú se hace mediante las acciones de erradicación de los cultivos de coca y de formación de las Fuerzas Armadas peruanas.
Pero, como lo subrayan numerosos especialistas en el tema, como Jaime Antezana, el problema es la demanda que ha aumentado estos últimos años en EEUU y Europa. Por eso, al campesino cocalero peruano le resulta más interesante dedicarse a la coca que a otro cultivo.
Hugo Cabieses, especialista de la geopolítica de la droga, considera que los productos legales no pueden entrar en competencia con la coca cuando el cajón de papaya cuesta 1 dólar, el café 0,80 dólares y el cacao 1,20 dólares el kilo.
Según el ultimo Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas publicado el 2 de Marzo, la superficie de cultivos de coca aumentó por cuarto años consecutivo y alcanza hoy en día 62,296 hectares de coca. Ahí está los límites de la política represiva y de los planes de desarrollo alternativo actuales, ahí está también la muestra que la Iniciativa Andina no funciona y parece más un medio que un fin en sí.
Además de no tener en cuenta el aspecto socioeconómico, la administración de George W. Bush como la actual de Barack Obama no consideran tampoco los vínculos existentes entre el narcotráfico y la política. Más aún, de cierta manera contribuyen a reforzarlos. Como lo subraya Guillermo Burneo, “es un negocio para todos” porque “el narcotráfico es corrupción en todos los estamentos, hasta en las fuerzas que lo combaten”.
Ahora que se está acabando el mandato de Alan García, el cual ha promocionado más que ningún otro político esta colaboración con EEUU, ¿qué plan se va a adoptar?
¿Un plan Perú copiado al pie de la letra del Plan Colombia con toda la ineficiencia que le conocemos, o un plan estratégico independiente que ataque las raíces del problema: la corrupción y la desigualdad socioeconómica?
Mathilde Claverie
Alerta Perú
La ayuda humanitaria y militar de EEUU -justificada por la lucha contra el narcotráfico- se intensificó bajo la presidencia de Alejandro Toledo y ha sido fortalecida desde la firma del Tratado de Libre Comercio en 2006, durante el mandato de Alan García. El frecuente ingreso de tropas revela un nuevo intervencionismo de los EEUU en América Latina en nombre de la doctrina de seguridad Nacional que pone en cuestión la soberanía del Perú.
Desde la firma del TLC en 2006 por el gobierno de Alan García, las publicaciones en el periódico oficial El Peruano, de resoluciones autorizando el ingreso de tropas estadounidenses por aire, mar y tierra se multiplicaron de manera significativa. El actual presidente quien había prometido modificar profundamente el TLC durante su campaña electoral, hizo todo lo contrario.
Así que la resolución del 4 de Marzo es una más desde que la Ley de requisitos para la autorización y consentimiento para el ingreso de tropas extranjeras en el territorio de la República fue modificada en noviembre de 2006. La dicha ley permitía implementar el proyecto “Nuevos Horizontes 2006” que consiste en organizar el Ejercicio Combinado de Entrenamiento Conjunto y de Acción Cívica Humanitaria con EEUU.
Al parecer, el motivo no tiene nada de malo: implementar una cooperación logística entre ambos países. Como lo subraya Guillermo Burneo -miembro de Acción Internacional CONADES-PERÚ- es una práctica normal entre dos estados. Pero, al analizar el contexto en el cual se modifico la ley, esta colaboración es una prueba más que los EEUU quieren asegurar su presencia física en la región latinoamericana que siempre consideraron como su dominio reservado.
En 2002, George Bush se encontró en Lima con el entonces presidente, Alejandro Toledo, y explicó que la lucha contra el narcotráfico se inscribía en el marco de la guerra contra el terrorismo llevada desde los atentados del 11 de septiembre porque “ambos se respaldan”. El aumento de las cultivos ilegales de coca en Bolivia y Perú fue calificado por la administración Bush de “amenaza regional”, y así se justificó la implementación de este apoyo técnico por parte de los EEUU en esos países. Así que la presencia de militares norteamericanos en Perú se hace mediante las acciones de erradicación de los cultivos de coca y de formación de las Fuerzas Armadas peruanas.
Pero, como lo subrayan numerosos especialistas en el tema, como Jaime Antezana, el problema es la demanda que ha aumentado estos últimos años en EEUU y Europa. Por eso, al campesino cocalero peruano le resulta más interesante dedicarse a la coca que a otro cultivo.
Hugo Cabieses, especialista de la geopolítica de la droga, considera que los productos legales no pueden entrar en competencia con la coca cuando el cajón de papaya cuesta 1 dólar, el café 0,80 dólares y el cacao 1,20 dólares el kilo.
Según el ultimo Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas publicado el 2 de Marzo, la superficie de cultivos de coca aumentó por cuarto años consecutivo y alcanza hoy en día 62,296 hectares de coca. Ahí está los límites de la política represiva y de los planes de desarrollo alternativo actuales, ahí está también la muestra que la Iniciativa Andina no funciona y parece más un medio que un fin en sí.
Además de no tener en cuenta el aspecto socioeconómico, la administración de George W. Bush como la actual de Barack Obama no consideran tampoco los vínculos existentes entre el narcotráfico y la política. Más aún, de cierta manera contribuyen a reforzarlos. Como lo subraya Guillermo Burneo, “es un negocio para todos” porque “el narcotráfico es corrupción en todos los estamentos, hasta en las fuerzas que lo combaten”.
Ahora que se está acabando el mandato de Alan García, el cual ha promocionado más que ningún otro político esta colaboración con EEUU, ¿qué plan se va a adoptar?
¿Un plan Perú copiado al pie de la letra del Plan Colombia con toda la ineficiencia que le conocemos, o un plan estratégico independiente que ataque las raíces del problema: la corrupción y la desigualdad socioeconómica?
Mathilde Claverie
Alerta Perú
fuente:diario laprimera.com.pe
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