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sábado, 21 de noviembre de 2009

Le pusieron documentos en bandeja

Este año, cuando Inteligencia de la Fuerza Aérea lo vigiló más, el espía Víctor Ariza remitió a Chile la mayor parte de información importante. Presunto cómplice Justo Ríos Aguilar es clave pues habría entregado mucho material confidencial.

La mayor parte de los documentos que guardaban los secretos de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) fue vendida a Chile recién este año, cuando Víctor Ariza Mendoza empezó a trabajar en el Departamento de Planes de la Dirección de Inteligencia de ese instituto castrense.

Según un documento “secreto” de la Dirección de Inteligencia de la FAP, rotulado como S-200-DIFA Nº 1755, del 10 de noviembre último, el suboficial fue asignado a ese puesto en diciembre de 2008 y nombrado jefe de la Sección de Asuntos Internacionales e Inspectoría, “teniendo funciones y responsabilidades específicas, así como acceso a documentación clasificada”.

Desde allí –señala también la denuncia del fiscal Jorge Chávez Cotrina– extrajo tres planes de importancia neurálgica para la FAP: el Plan Quiñones, la Estructura Operativa de la FAP y el Programa de Entrenamiento de la FAP 2006-2011. Los tres procedían de dos de las más altas instancias de la institución: el Estado Mayor y el Comando de Operaciones.

Además, accedió al Plan DAF (Doble Asignación de Funciones) y a la Apreciación Estratégica de la Especialidad de Inteligencia. Pese a que ya era sospechoso de espionaje desde 2007 –como consignó el Informe Secreto del 26 de octubre que este diario reveló ayer– y a que voceros de la FAP han sostenido que el espía empezó a ser “vigilado” este año, esos documentos medulares llegaron a manos de la Inteligencia chilena, y sin ningún problema.

EL ROL DE RÍOS. Como consignó ayer este diario, el presunto cómplice de Ariza, Justo Ríos Aguilar, se fue del país –con el permiso de sus jefes de la FAP– el 5 de noviembre último, seis días después de que el Equipo Especial de la Dirandro detuviera al espía y capturara sus discos duros que contenían la documentación que había vendido a Chile. Es decir, ya no había información bajo riesgo de ser borrada o de-saparecida, como se ha indicado.

Lo que pueda decir Ríos Aguilar es importante pues, según la denuncia fiscal, el espía envió a Chile documentos que habían sido elaborados en el Comando de Operaciones de la FAP, ubicado en la Base Aérea Las Palmas, lugar donde trabajaba el hoy no habido.

Esos materiales son: Curso de supervivencia en el mar-nivel básico, el Plan Director del Área de Operaciones y las características de los medios asignados a la Base Aérea La Joya. Archivos apetecibles para Chile.

EL PRIMER ENCUENTRO. Poco se ha dicho sobre los pormenores del primer encuentro de Ariza con su primer contacto chileno, Daniel Márquez Torrealba, ocurrido en Arica en julio de 2004. Después de recibir el permiso de la FAP, el técnico supervisor viajó a esa ciudad y se dirigió a un céntrico hotel que el agente chileno había rentado a su nombre.
En su hospedaje, Ariza “recibe un sobre conteniendo un croquis y un número telefónico”. Al llamar al número, le contestó Márquez, quien le dijo que acudiera a un punto de contacto siguiendo “estrictamente la ruta consignada en el croquis”.

Al llegar al local pactado para la reunión, el suboficial encuentra a Márquez solo, en una mesa... En la conversación tratan sobre temas “laborales” y el “punto principal”, es decir, el problema económico. Una semana después, ya en Lima, el suboficial empezó sus labores de espionaje para Chile.
fuente:peru21.com

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