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viernes, 12 de diciembre de 2008

Peruanos podrán demostrar nuevamente su solidaridad con la Teletón

En sus mejores tiempos, el Hogar Clínica San Juan de Dios superó las 50 mil atenciones anuales, pero la crisis financiera que la afecta desde hace algunos años redujo esa cifra hasta las 26 mil. Por tanto, los internamientos y las intervenciones quirúrgicas bajaron igualmente en esa proporción. Pero ni en su peor momento, en 56 años de vida institucional, dejaron de atender.

“Se postergaron algunas operaciones por su altísimo costo, mas nunca faltó un auxilio médico, un plato de comida para el internado, una mano solidaria y unas palabras e aliento para los sufridos padres que quieren ver a sus hijos caminar como cualquier otro niño”, asegura el padre Isidro Vásquez Zamora, director del hogar clínica.
¿Cómo, entonces, no pensar en los miles de pasos que podrían quedar truncos?, ¿adónde irían a parar esos pacientes que viven de la caridad desde que fueron abandonados por sus padres cuando eran unos bebés?
La mirada inocente de esos niños que sonríen ajenos a esa difícil situación fue lo que pesó en el momento de apostar, una vez más, por continuar sin desmayo en la noble tarea de recibir a los pequeños con discapacidad y la dicha de verlos partir, en la mayoría de los casos, totalmente recuperados.
Los milagros son a diario y no uno ni dos, sino muchos más: vienen en silla de ruedas o con muletas y terminan el tratamiento corriendo sin ayuda de nadie. Muestra de ello son Ruth (símbolo de la Teletón 2005) y Roy (Teletón 2006).

“La gerencia tuvo que tomar una decisión necesaria, pero no fácil, pensando en aquellos niños que no pueden valerse por sí mismos y otros que además no tienen a su familia”, responde el padre Vásquez, al referirse a un grupo de trabajadores despedidos por exceso de personal y la crisis financiera que condenaba a esa institución a cerrar sus puertas definitivamente. “Llega un momento en el que no se puede dar trabajo a las familias que nos piden ayuda porque afecta la economía de la institución, eso ha estado sucediendo”, comenta.
La hermana Hildaura Jaimes Ortiz agrega que, por esa razón, no en pocas oportunidades han tenido incluso que salir a pedir limosna.
“Dios es grande y felizmente llegaron donaciones que nos han permitido sobrevivir”, afirma, al enseñarnos la charola de los pequeños y admirables pacientes, en la que hay caldo, tallarín rojo con presa de pollo, postre, refresco y pan. Mañana es otro el menú.
InternadosEl número de internados llega a 34, pero conforme pasan los días muchos se van después de ser operados para volver a una segunda, tercera o cuarta operación, tratamiento o rehabilitación. Así, van dando paso a otros que necesitan ser internados, con lo que la cifra puede llegar a 60.
“En el verano aumentan los pacientes a más del doble”, dice el sacerdote de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. Señala que también es la fecha en que más pacientes son derivados de sus sedes en el interior del país (Iquitos, Chiclayo, ca), tiene parálisis cerebral infantil (PCI), desnutrición y escoliosis; y ella una trujillana con PCI y displasia de cadera.
La historia del menor nos conmueve.
El padre Isidro lo trajo hace diez meses tras encontrarlo en una modesta vivienda de la comunidad de El Progreso, sin ninguna esperanza de recibir atención: sus padres también sufren de retardo y siguen concibiendo más hijos (tres hasta ahora).
Nos cuenta que en pocos meses Dilver ha dado muestras de superación. Hoy, gracias a la terapia de lenguaje que recibe, dice seis palabras: mamá, papá, pan, agua, leche y no. Su operación depende de varios factores, entre ellos, de un ventilador especial que no tienen.
Diana, por su parte, nos da ejemplo de fe y perseverancia, cursa el tercer año de primaria en el Centro de Educación Regular Divino Jesús. Se expresa con mucha naturalidad pese a tener PCI, una malformación que se agudizó porque sus padres no pudieron continuar su tratamiento por falta de tiempo.
“El tratamiento es largo y costoso, pero caminará sin ayuda de nadie”, refiere Rosario Horna, la madre. La menor fue operada y, por el momento, necesita de un aparato y de los brazos de su madre para dar algunos pasitos y saludarnos. Cusco, Arequipa, Lima y dos en Piura) para ser operados. Algo más, siempre después de una Teletón hay un considerable aumento de pacientes.
En las camas de los niños internados, un tarjetero médico destaca la identidad del menor y la discapacidad: parálisis cerebral, displasia de cadera, displasia de columna, piebo (pies torcidos hacia dentro), labio leporino y cirugía plástica por quemaduras.
“Los niños no vienen por la polio, que felizmente fue erradicada del país, pero surgen nuevas patologías”, comenta Hildaura, una de las cuatro misioneras de nacionalidad colombiana de la congregación Santa Ana de la Caridad que ayuda a los hospitalizados.
Dilver Delgado Fernández (6) y Diana del Rosario Rafael (8) son los rostros símbolo de la Teletón extraordinaria 2008. Él es de Jaén (Cajamarca), tiene parálisis cerebral infantil (PCI), desnutrición y escoliosis; y ella una trujillana con PCI y displasia de cadera.
La historia del menor nos conmueve. El padre Isidro lo trajo hace diez meses tras encontrarlo en una modesta vivienda de la comunidad de El Progreso, sin ninguna esperanza de recibir atención: sus padres también sufren de retardo y siguen concibiendo más hijos (tres hasta ahora).
Nos cuenta que en pocos meses Dilver ha dado muestras de superación. Hoy, gracias a la terapia de lenguaje que recibe, dice seis palabras: mamá, papá, pan, agua, leche y no. Su operación depende de varios factores, entre ellos, de un ventilador especial que no tienen.
Diana, por su parte, nos da ejemplo de fe y perseverancia, cursa el tercer año de primaria en el Centro de Educación Regular Divino Jesús. Se expresa con mucha naturalidad pese a tener PCI, una malformación que se agudizó porque sus padres no pudieron continuar su tratamiento por falta de tiempo.
“El tratamiento es largo y costoso, pero caminará sin ayuda de nadie”, refiere Rosario Horna, la madre. La menor fue operada y, por el momento, necesita de un aparato y de los brazos de su madre para dar algunos pasitos y saludarnos.

Aporte solidario Los peruanos podrán solidarizarse con la Teletón brindando su aporte económico en el Banco de la Nación a las cuentas de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios: 00-000-88-0000 (en nuevos soles) y 06-000-55555 (en dólares).

En las próximas horas se abrirá también una cuenta en un banco privado. Asimismo, el público podrá dar su aporte en la plaza de Armas de Lima, desde las 10.00 horas del domingo 21 de este mes, fecha de la Teletón. La familia presidencial ofrecerá una cena, el sábado 20, a la que pueden asistir hasta 150 personas, previo aporte de US$ 2,000.
Casos especialesMiguel Ángel lleva el nombre de un director del hospital que lo encontró abandonado debajo de una escalera cuando contaba con 2 meses de nacido. Hoy tiene 28 años, ha sido operado de la columna y recibe las terapias para mejorar su calidad de vida, pues presenta la edad mental de un niño de 4 o 5 meses.
Las hermanas y técnicas le cambian de pañales, le dan de comer en la boca como un bebé. Mientras hablamos, apoya su cabeza a un lado y sonríe, gesto que practican todos sin excepción, como el esfuerzo que hacen para superar su discapacidad.
Javier es otro niño que nos enseña a no flaquear en la vida. A sus 14 años, ya ha sido sometido a seis cirugías y lleva más de 30 meses hospitalizado. La osteomielitis se agudiza y todo parece indicar que perderá su pierna derecha.
Tracy (1 año 8 meses), Cristina (7) y Michael (5) igualmente han sido intervenidos y reciben rehabilitación con la esperanza de caminar como lo hacen los niños que los visitan o ven en la calle. Un deseo que los singulariza y que, sin duda, reafirman cada año especialmente en la Navidad, cuando en vez de un juguete ellos prefieren como regalo la dicha de caminar pronto.
fuente.andina.com

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