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jueves, 11 de diciembre de 2008

El precio de ser una burrier

Les ruego, les suplico que me ayuden para no alejarme de ella. Sé que al cumplir tres años, en marzo, la van a separar de mí y no quiero que vaya a un albergue. Estoy arrepentida del delito que cometí y nunca lo volvería a hacer.
Fue el dramático testimonio que dio ayer la ecuatoriana Sandra Enríquez en el Congreso de la República.Aunque los sollozos la ganaban, la ecuatoriana Enríquez contó que daría mil veces cualquier cosa para no alejarse de su pequeña de dos años 9 meses. Similar drama viven Sarah Jackson de Inglaterra y la peruana Janette Miriam Nicho, quienes ya no tienen a sus hijos junto a ellas.
EN BUSCA DE UNA SALIDA
. Para nadie es un secreto que el narcotráfico es uno de los delitos más graves en cualquier país del mundo. En el Perú el rostro dramático lo ponen decenas de burriers peruanas y extranjeras que purgan largas condenas.De acuerdo con cifras oficiales, más de las tres cuartas partes de las internas del penal Santa Mónica de Chorrillos cumplen condena o están procesadas por tráfico ilícito de drogas. Esta realidad ha generado una gran preocupación en la Mesa de Mujeres Parlamentarias del Perú, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y otras instituciones.A fin de crear en nuestro país un ambiente contrario al narcotráfico y prevenir a las burriers extranjeras que llegan al Perú, ayer se suscribió un acta de compromiso para elaborar normas que permitan que las sentenciadas terminen de cumplir sus condenas en sus respectivos países. fuente.correo.com.pe

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