Calificar al director de la Policía, general Miguel  Hidalgo, como el “primer cazador de narcotraficantes y lavadores de  activos que hay en el país” ha sido un exceso del presidente de la  República para defenderlo frente al escándalo del video de Youtube, pues  la realidad demuestra que durante el presente gobierno y en la gestión  del citado policía como jefe antidrogas, los cultivos ilegales de la  hoja de coca se incrementaron escandalosamente y la producción de droga  no sólo creció sino que se ha sofisticado.Analistas del  fenómeno de las drogas manifiestan, inclusive, que el narcotráfico está  más fuerte que nunca en el 
Perú y que estamos en proceso  de convertirnos en una sociedad altamente contaminada por su perniciosa  influencia como 
México y 
Colombia, debido a la  inacción del gobierno.
Jaime Antezana, investigador en temas de  drogas y narcotráfico, señaló que las palabras del presidente son una  exageración, ya que los esfuerzos de Hidalgo como máxima autoridad de la  Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro), entre los años 2007 y  2009, fueron débiles e insuficientes para detener el avance y la  expansión del narcotráfico.
Desde el año 1999, cuando el Perú registró 38 mil  hectáreas de cultivos ilegales de hoja de coca, la producción de este  insumo se ha incrementado en un 45%, pues en el año 2008 las áreas  cultivadas alcanzaron 56,100 hectáreas, precisó.
Pero junto con  esta tendencia ascendente en el cultivo ilegal de la hoja, se ha dado un  cambio importante en la producción de droga, registrándose un  incremento de 214% en la producción de clorhidrato de cocaína, que es la  droga con mayor grado de elaboración, convirtiendo a nuestro país en el  segundo productor a nivel mundial, después de 
Colombia. Antezana reveló  que según reportes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 
Perú pasó de producir 141  toneladas en el año 2000 a un total de 302 toneladas en el 2009.
La  acción policial ha sido muy pobre en este escenario, pues el punto más  alto del control traducido en el decomiso de cocaína tuvo lugar en el  año 2008 con tan sólo 20 toneladas incautadas, de un total de 302  producidas. 
El decomiso de insumos químicos, también registró en  el 2008 un ínfimo resultado, a pesar de ser el punto más alto de los  últimos años, con 860 toneladas intervenidas, frente a un total de 36  mil toneladas que llegan ilegalmente a la industria del narcotráfico,  apenas un 2.5%.
¿Y los barones de la droga?
En  los últimos cuatro años, incluida la gestión de Hidalgo, tampoco se han  producido capturas relevantes, a pesar de haberse registrado por lo  menos cinco grandes incautaciones de droga que estaba por salir al  extranjero.
“¿Qué narcotraficante importante, relevante, ha sido  capturado o investigado a raíz de estas incautaciones o de las  investigaciones de lavados de activos?”, preguntó Antezana, para  concluir en que la investigación de los barones de la droga que con toda  
seguridad operan acá, el  seguimiento de las actividades de embalaje o envío, son inexistentes en  el presente gobierno.
Para el especialista, el narcotráfico  está más fuerte que nunca en el 
Perú y las acciones del  gobierno y de la Policía sólo están dirigidas a golpear a los eslabones  más bajos de la cadena, a los burriers y a los traqueteros, mientras la  droga sigue saliendo cuantiosamente a los mercados de Europa, Asia y  países de América 
latina. En menor medida,  dijo, a Estados Unidos.
Antezana precisó que no se puede atribuir  como éxitos de la gestión del actual director de la Policía, durante su  responsabilidad en la división antidrogas, la captura del ex alcalde de  Pucallpa, Luis Valdez Villacorta, pues ésta se produjo sólo después que  se detectó en Holanda actividades de una de sus empresas, mientras que  otro presunto “éxito” como el caso del empresario Fernando Zevallos, es  una investigación que viene de mucho tiempo atrás, desde que el gobierno  de los Estados Unidos lo incluyó entre los 10 narcos más importantes  del mundo y es producto de la labor fiscal.
Alan García interfirió  con investigación de la Policía Al opinar que el director  de la Policía, Miguel Hidalgo, es víctima de una persecución del  narcotráfico, luego de ser descubierto en un aparente acto de  infidelidad con una subalterna y utilizando un vehículo oficial, el  presidente Alan García ha  desacatado el artículo 118 de la Constitución que lo obliga a cumplir y  hacer cumplir la ley y lo ha hecho con el afán de encubrir a un presunto  autor de delitos que lo podrían llevar a ser separado de la institución  policial. 
Así lo señaló el 
abogado Miro Toledo,  catedrático de la Escuela de Oficiales de la Policía, quien recordó que  según el reglamento de la institución policial, el jefe policial ha  cometido una serie de faltas que debían ser evaluadas por una comisión  que debió haberse constituido al ser detectadas y que debió culminar su  labor en un plazo de cinco días, culminado ayer.
Sin embargo,  con su intervención, García ha interferido en la investigación que debió  ser realizada por los tres generales más antiguos de la institución  policial, es decir los generales de la Policía Arturo Dávila, Luis  Rivera Álvarez y Dalmacio Zambrano Risco.
Según Miro Toledo,  Hidalgo infringió los artículos 64º (falta muy grave) y 78º del Nuevo  Reglamento Disciplinario PNP y 126º del Código de Justicia Militar y  Policial. 
Carece de éxito contra el narcotráficoRicardo  Soberón, otro experto en materia de narcotráfico, dijo a 
LA PRIMERA que el  gobierno no ha tenido ningún éxito relevante en la lucha contra el  tráfico de drogas y las capturas importantes atribuidas al director de  la Policía, cuando ejerció como jefe antidrogas, como las de los  miembros de la familia Sánchez Paredes, del ex alcalde de Pucallpa, Luis  Valdez, o el empresario Fernando Zevallos, dueño de Aero Continente,  son casos complejos que involucraron la intervención de múltiples  organismos y no sólo de la Policía.
A pesar de ello, dijo que  ninguna de estas capturas reemplaza todo el mar de droga y de  precursores (insumos) químicos que circula actualmente en el 
Perú.
El investigador  indicó que en el 
Perú hay un franco incremento  de los cultivos de hoja de coca en el VRAE (Valle de los Ríos Apurímac y  Ene), el Alto Huallaga o el Monzón, así como en 19 microcuencas  cocaleras que abastecen a productores y traficantes de hoja, pasta  básica de cocaína e inclusive de clorhidrato de cocaína.
En este  último punto, inclusive el 
Perú se está convirtiendo en  un abastecedor más atractivo que 
Colombia, ya que puede  ofrecer al mercado mundial de la cocaína una producción altamente  calificada, sostenida y segura, mientras que en el país cafetero la  salida es más accidentada debido a las operaciones de interdicción  derivadas del Plan 
Colombia y a la alta  militarización del territorio, explicó.
Soberón criticó que la  política antidrogas en el 
Perú se reduzca a unos  cuantos proyectos de sustitución de cultivos en San Martín, algunas  inversiones en materia técnica y una fuerte publicidad en los medios. La  incapacidad del gobierno en esta materia ha sido advertida por el  Departamento de Estado norteamericano y por la Junta Internacional de  Fiscalización de Estupefacientes en marzo del 2009, anotó.
Nos  amenazan modelos Colombiano y mexicano
El  avance del narcotráfico en el Perú está conduciendo a que  en nuestro país se esté gestando un proceso de combinación de los  modelos Colombiano y mexicano, en  que los narcotraficantes no sólo ajustan cuentas entre ellos, sino que  se enfrentan a la Policía, corrompen diversos niveles de la sociedad y  se infiltran en la política, advirtió el especialista Jaime Antezana. La  mayor presencia del narcotráfico la vemos en las calles donde crecen  las acciones del crimen organizado vinculado a este delito, como se  aprecia en los nueve asesinatos por ajustes de cuentas que se han  registrado en lo que va de 2010, mientras que en todo el 2009 esas  ejecuciones ilegales totalizaron 12.
Dijo no tener dudas que el  narcotráfico se infiltrará también en los cercanos comicios locales y  regionales, e inclusive los generales del 2010, por la necesidad del  narcotráfico de contar con “operadores políticos” para proteger sus  actividades.
Esvieta Topovich
Redacción
fuente:laprimera