Escribe: Luis F. Vilcatoma Salas
Una de las características importantes que presenta el Proyecto Curricular Regional (PCR) es su orientación hacia la investigación educativa, traducida en la configuración curricular de un área de investigación y la constitución de la investigación, también, como un contenido transversal que abarca el trabajo pedagógico en todas las áreas curriculares.
En los orígenes de la educación occidental moderna, la investigación constituyó un componente fundamental de la praxis pedagógica, a partir de y gracias a lo cual se originaron las diferentes orientaciones pedagógicas que conocemos; se abrieron espacios fructificantes para la reflexión pedagógica de los propios pedagogos y las disciplinas pedagógicas adquirieron una alta nota de reconocimiento en el conjunto de disciplinas que el saber humano había desarrollado a lo largo del siglo XIX y buena parte del siglo XX; hasta que la tecnología y la comodidad de la sociedad tardo capitalista se encargó de separar al pedagogo del maestro, la teoría de la práctica y convertir a este último en un simple operador pedagógico, dejando la compleja labor del pensar a la responsabilidad del pedagogo no siempre profesor de formación sino intelectual proveniente de otras canteras disciplinares como es el caso de la filosofía, la sociología, la economía, la psicología y otras más.
No se puede desconocer que la pedagogía, en su teoría y en su práctica, es una disciplina que abarca ciencia, doctrina y tecnología orientada estrechamente hacia el desempeño humano en una actividad tan importante como es la formación humana entendida como el despliegue del ser humano en todas sus potencialidades individuales y sociales; de modo tal que todo conocimiento proveniente de la pedagogía y de las disciplinas conexas a ella, sólo tienen sentido y legitimidad para el quehacer pedagógico en tanto contribuyan al entendimiento, mediante la investigación, de la labor del maestro y la solución de los problemas que se presentan en el espacio propio y contextual, regional y nacional, de la institución educativa. Esta característica de la pedagogía es posible que, también, haya inducido sesgadamente hacia una conceptualización exageradamente pragmatista del quehacer docente, y al extremo de separar la teoría de la práctica y al empequeñecimiento de la importancia de la primera frente a una práctica atomizada, ciega y desprovista de las herramientas cognoscitivas fundamental para su entendimiento raigal, como es la práctica del “operador pedagógico”.
La perspectiva pedagógica del PCR, en este sentido, gira al inverso del modelo curricular occidental que separa la teoría de la práctica, buscando más bien, en este caso, su integración que, en un sentido general, es la integración de la teoría con la práctica mediante la investigación científica desarrollada por el propio maestro a partir de sus propias necesidades e intereses asumidos como un colectivo pedagógico en actividad permanente.
La apertura del currículo hacia la realidad concreta en que se desenvuelven los procesos de enseñanza-aprendizaje en el medio regional; realidad escasamente conocida mediante el entendimiento sistemático y científico, más allá de las peculiaridades del hacer ciencia en la cultura occidental y andina, desafía al profesor en sus capacidades intelectivas de observación, descripción, explicación e interactuación con el mundo contextual del que es parte activa y del que sus alumnos proyectan, expresan y traducen un riquísimo conocimiento y experiencia sociocultural, que el currículo debe introyectar en cada uno de sus componentes organizativos hasta lo que es propiamente la programación del profesor y profesora de cada una de sus actividades en el aula.
Estamos hablando, consiguientemente, no sólo de la investigación tradicional bajo el modelo cuantitativo hipotético-deductivo, de espacios grandes y numerosa población, sino también y quizás más importantemente por las razones históricas de construcción de una nueva propuesta curricular regional, de una investigación acción básicamente cualitativa más al alcance de las posibilidades y necesidades del mediador pedagógico y la institución educativa.
La investigación acción es un modelo de investigación que sirve para conocer y para actuar superando, cognoscitiva y prácticamente, de una manera permanente los problemas que el maestro y maestra encuentran en su experiencia pedagógica; para enriquecer los contenidos curriculares y para, en definitiva, apropiarse de los instrumentos conceptuales y metodológicos del quehacer científico en relación a su propia formación y práctica docente.
La ideología dominante, trasuntada muchas veces en la experiencia formativa de los docentes en las instituciones universitarias y no universitarias del nivel superior, ha dejado discurrir la equivocada idea de que la investigación científica es compleja, difícil y costosa y, por ende, alejada de las posibilidades del maestro común y corriente.
La dificultad cognoscitiva y actitudinal que, en reiteradas ocasiones, ponen los docentes del área de investigación en las instituciones formadoras de docentes, contribuye perniciosamente en la sedimentación de esta ideología dominante no sólo por su extensión y afirmación en la mente de los profesionales en la educación, sino también en el modelo de dominio-subordinación instituido por los grupos de poder que pretenden, así, arrebatarnos la capacidad de “pensar con cabeza propia” nuestra propia realidad y dejarnos desarmados ante la imposición subliminal de lo que esos grupos y su hegemonía cultural quieren que pensemos.
En esta perspectiva es necesario, entonces, desarrollar curricularmente el área de investigación en el PCR; inteligir sus contenidos y proyectar la matriz curricular que le garantice consistencia y viabilidad, de manera tal que la diversificación y programación curricular tengan en ello asideros convenientes para pensar y actuar “investigacionalmente” en los espacios micro del trabajo pedagógico regional; teniendo en mente que el área curricular, en investigación, apuntala la construcción teórica y práctica de la investigación como competencia y capacidades demostradas tanto de maestros y maestras como de estudiantes; mientras que como contenido transversal posibilita la orientación de todo el sistema curricular hacia la investigación como un medio formativo (aprendizaje significativo por descubrimiento) y como un fin en el desarrollo del perfil de salida o básico de nuestros educandos.
fuente:losandes.com.pe
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