Blogroll








lunes, 7 de diciembre de 2009

España : Cristiano Ronaldo ,Entre el cielo y el infierno

Después de desatascar al Real Madrid ante el Almería, Cristiano Ronaldo no celebra el gol de Benzema y se autoexpulsa pero se declara «humano» y pide perdón
«Sé que fallé pero soy humano y pido perdón», dijo Ronaldo. «Cristiano no creo que haya hecho nada malo», apuntó Pellegrini. Después de un 4-2 al Almería que permite al Real Madrid seguir la estela del Barcelona en su lucha por la Liga, de lo que menos se hablaba era de la victoria. Dos gestos de la gran estrella madridista tuvieron más eco y repercusión que el resto de lo que había sucedido sobre el terreno de juego, que no fue poco.
El enfado por haber fallado un penalti le llevó a no celebrar el gol que anotó Benzema en el rechace de su error.
El ángel parecía haberse transformado en un demonio. Cristiano Ronaldo mostraba su otra cara, la que le llevaba de los cielos al infierno de la envidia. Se había caído del pedestal. Unos minutos después anotaba, recuperaba su puesto en lo más alto de la escala de valores y acariciaba de nuevo el cielo.
Sacó toda la rabia que tenía dentro y enseñó su cuerpo desnudo de la camiseta al mundo. Primera y justa amarilla antes de perder la cabeza y soltar una patada que le costó una segunda amonestación y la correspondiente expulsión. De nuevo a los infiernos.Cristiano Ronaldo tiene gestos que le definen pero otros que le delatan. Apenas lleva dos meses de juego -estuvo 56 días lesionado- con el Real Madrid y se le han visto dos caras, dos actitudes, dos maneras de ser que le sitúan entre el cielo y el infierno.
El querubín Ronaldo es el futbolista demoledor y desequilibrante, potente de zancada y clarividente de cara al gol. Un arcángel llegado a la casa blanca para encarrilar el nuevo proyecto de Florentino Pérez destinado a hacer del Real Madrid también el mejor club del siglo XXI.
Con Cristiano Ronaldo el equipo blanco lo ha ganado todo, salvo el clásico del Nou Camp, quizá porque el astro portugués no estaba en plenitud física tras salir de su lesión de tobillo.El diablo Ronaldo, sin embargo, no se había visto por el Bernabéu. Había referencias de sus enfrentamientos con sir Alex Ferguson, eterno entrenador del Manchester United, su equipo de procedencia. Pero a orillas de La Castellana no había tenido necesidad de mostrar su lado más oscuro. Hasta el sábado frente al Almería. Con el partido atascado, CR9 hizo una galopada de las suyas y al profundizar en el área cayó ante el portero Alves. Penalty.
Era el momento que estaba buscando para reivindicarse después de su lesión. En Barcelona no lo había podido hacer y en el Bernabéu, ante su público, tenía el escenario ideal. Agarró la pelota y? falló el gol que podía adelantar a los suyos. Benzema recogió el rechace y arregló el desaguisado. La explosión de júbilo fue total. O casi. Cristiano Ronaldo se echó las manos a la cabeza lamentando su error y no celebró el que era el 3-2. A Sergio Ramos, en el 1-0, le había dado un simple choque de manos pero no había acudido a hacer la habitual "piña" de abrazos en torno al que marca. Con Higuaín, en el tanto que suponía el 2-2, tampoco hizo muchos aspavientos, es más, fue el argentino quien le dio un ligero toque con la mano, pero nada de abrazos efusivos. Y ese gol de Benzema ya fue la gota que colmó el vaso. La actitud aparentemente envidiosa de Cristiano Ronaldo fue tan evidente que todo el mundo la vio.Apenas dos minutos después de ese feo a su compañero, acompañando la galopada de Higuaín por la derecha, Cristiano Ronaldo aguardaba el pase en el segundo palo. El balón le llegó y, esta vez, no falló. El tigre que lleva dentro rugió mientras corría echándose mano a la camiseta. Quizá dudaba sobre si era conveniente quitársela porque eso acarrea amarilla. Sergio Ramos, cuando había hecho el primero de la tarde, también amagó el quitarse la zamarra y finalmente, tras enseñar la parte baja de los abdominales, optó por dos piruetas al más puro estilo Hugo Sánchez, que le observaba desde el banquillo visitante. Ronaldo, en cambio, tras pensárselo -o no pensárselo- se despojó de la prenda y enseñó al planeta fútbol su cuerpo cincelado a golpe de gimnasio mientras lanzaba un rugido desgarrador. «Quitarme la camiseta fue una reacción instintiva. Sé que fallé, pero soy humano. No quería hacerlo. Son cosas que pasan en el fútbol y espero aprender. Me he pedido perdón a mí mismo y a mis compañeros», comentó aparentemente afligido el jugador. Ese perdón que pedía Ronaldo se extendía también a su no celebración del gol de Benzema. «Me dio rabia. Fallé el penalti. Me quedé enfadado, pero después pasó. No me gusta perder y no me gusta fallar. Mi reacción va a ser siempre así. Soy un profesional. Pero tampoco bajé los brazos y sí me sentí feliz por el gol de Karim y por el mío», comentó sobre el particular. El delantero francés, en cambio, sí había acudido presto a celebrar con Cristiano ese 4-2 que a la postre fue definitivo.Todos en el Real Madrid cerraron filas en torno a Ronaldo. Desde su entrenador, al asegurar que «no creo que Cristiano haya hecho nada malo», hasta el director general del club, Jorge Valdano: «Son errores que debe corregir, pero seguro que ya se debe estar reprochando». Le achacan, con la boca pequeña, el que se haya dejado llevar por un momento de calentura para no celebrar el gol, primero; y para darle una patada a un contrario, después, que le costó la expulsión. Nadie en el club quiere que Cristiano Ronaldo vuelva a bajar a los infiernos y se convierta más en protagonista por sus desplantes y falta de compañerismo que por sus acciones futbolísticas.
Nadie en el Real Madrid desea que se reviva un caso como el de Guti, capaz de lo mejor, pero también de lo peor por sus continuos apagones mentales. El último todavía le tiene postrado en el cuarto de los castigados. Ronaldo es demasiado valioso como para mandarle a purgar sus penas. Bastante tiene con ser baja para el duelo de Mestalla.
fuente:laopniondezamora.es
redacción : Pedro Ramos

0 comentarios:

Publicar un comentario