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domingo, 21 de febrero de 2010

Ecuador: Lección de socialismo

El jueves 31 de diciembre, los ecuatorianos se despidieron de sus colegas y amigos en la oficina, la fábrica o el taller, para dirigirse presurosos a sus hogares, a festejar con los suyos el comienzo del Año Nuevo. Pero hubo algunos que no tuvieron esa suerte. Por ejemplo, 74 trabajadores de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones –algunos con 20 y 30 años de servicios– a los que justo ese día y a esa hora un conserje les entregó un oficio de César Regalado Iglesias, gerente general en Quito, para comunicarles que “la relación laboral que se mantiene entre la CNT y su persona se da por concluida” y pedirles que concurran “a la Inspectoría del Trabajo a retirar su liquidación”.

Uno o dos días después, los más optimistas comenzaron a verle el lado bueno a la noticia. “Quizás sea para mejor”, se dijeron, porque el ambiente en la CNT se ha vuelto irrespirable. Casi desde el inicio, la Revolución Ciudadana instaló cámaras y micrófonos en cada oficina para vigilar al personal. El funcionario que se levante de su escritorio debe marcar en su computadora qué va a hacer: “ir al baño”, “ir a comer”, y así. La computadora registra el tiempo que se toma el empleado y hay multas para el que exceda el límite permitido. Los viejos trabajadores casi no tienen tiempo además porque deben entrenar a decenas de nuevos burócratas que por pura “coincidencia” militan en Alianza PAIS.

El caso es que el lunes siguiente, casi resignados, los 74 despedidos concurrieron a la Inspectoría a retirar su liquidación. “¿Qué liquidación?”, les contestaron. “Aquí no hay nada para ustedes”.

Ha pasado un mes y medio desde entonces, y hasta ahora ninguno de los 74 despedidos cobra su liquidación. Dos fueron reintegrados, entre ellos la esposa de un reconocido intelectual de Guayaquil que hace poco falleció de cáncer. Al enterarse, asustadas, las autoridades de la CNT dieron marcha atrás para que el escándalo no llegue a la prensa.

Pero en cambio, en enero, el gerente César Regalado despidió a otros 102 empleados, todos con una, dos o tres décadas de servicio. No son pipones, ni cuota política de gobiernos recientes. Son casi todos personal administrativo y técnico que cumplía sus tareas a satisfacción. Pero como la CNT ahora es un botín político para dar empleo a las bases de Alianza PAIS, había que deshacerse de los más antiguos.

Liquidar a estas personas tiene su costo; por eso, con suficiente oportunidad, la Asamblea Constituyente y el Presidente de la República crearon el marco legal para que los empleados públicos que pierdan su trabajo reciban una miseria. El público aplaudió, creyendo que el objetivo era reducir el aparato del Estado. La prensa se hizo eco. Pero no es así. El personal de la CNT en realidad ha aumentado, solo que ahora todos son “revolucionarios” al servicio del “cambio”.

(A propósito, los 19 despedidos de la ex Emelec por faltarle el respeto a su Majestad siguen en la calle. Ningún dirigente sindical o político, de derecha o izquierda, se ha solidarizado con ellos).

Mañana lunes, a las 8 de la mañana, los despedidos de la CNT realizarán un plantón en las afueras de la empresa. Varios se han hecho a la idea de no volver, pero exigen que les paguen sus haberes. Ojalá que mucha gente los acompañe.

Los que acudan se harán merecedores gratuitamente a una lección práctica de Socialismo del Siglo XXI en acción.
Por Emilio Palacio
fuente: eluniverso.com- diario de Ecuador

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