Un bebé nació dos días después de que su madre fuera declarada clínicamente muerta en Inglaterra, lo que constituye un hito en la historia de la medicina y de la vida misma.
Según relata el diario El Pais, la ex campeona británica de patinaje libre Jayne Soliman, de 41 años, estaba embarazada de 25 semanas de su primer hijo cuando entró en estado de muerte cerebral como consecuencia de un tumor que no se le había diagnosticado.
Los médicos lograron mantener latiendo su corazón cuarenta y ocho horas más hasta el nacimiento, mediante cesárea, de su hija, que se encuentra bien, informa hoy la prensa británica.
Soliman se acostó el pasado miércoles quejándose de un dolor de cabeza y perdió el conocimiento poco después. Una ambulancia la trasladó al hospital Radcliffe de Oxford, donde fue declarada clínicamente muerta. Los médicos dijeron al marido que creían poder salvar a la niña si conseguían que el corazón de su esposa siguiera latiendo.
El bebé, en la incubadora ya que al nacer pesó sólo 972 gramos, evoluciona favorablemente.
Tras el alumbramiento, el pasado viernes, los facultativos juntaron por un momento los cuerpos de madre e hija antes de desconectar la máquina que mantenía funcionando el corazón de Jayne Soliman.
El padre, Mahmoud Soliman, de nacionalidad egipcia, ha llamado a la niña Aya, que en árabe significa "milagro".
Según relata el diario El Pais, la ex campeona británica de patinaje libre Jayne Soliman, de 41 años, estaba embarazada de 25 semanas de su primer hijo cuando entró en estado de muerte cerebral como consecuencia de un tumor que no se le había diagnosticado.
Los médicos lograron mantener latiendo su corazón cuarenta y ocho horas más hasta el nacimiento, mediante cesárea, de su hija, que se encuentra bien, informa hoy la prensa británica.
Soliman se acostó el pasado miércoles quejándose de un dolor de cabeza y perdió el conocimiento poco después. Una ambulancia la trasladó al hospital Radcliffe de Oxford, donde fue declarada clínicamente muerta. Los médicos dijeron al marido que creían poder salvar a la niña si conseguían que el corazón de su esposa siguiera latiendo.
El bebé, en la incubadora ya que al nacer pesó sólo 972 gramos, evoluciona favorablemente.
Tras el alumbramiento, el pasado viernes, los facultativos juntaron por un momento los cuerpos de madre e hija antes de desconectar la máquina que mantenía funcionando el corazón de Jayne Soliman.
El padre, Mahmoud Soliman, de nacionalidad egipcia, ha llamado a la niña Aya, que en árabe significa "milagro".
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