Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/archivo/anexos/fotos/58/651658.jpg
En el documento que publiqué el 12 de octubre abordé el tema "El tutor y su importancia en la formación integral del estudiante". En él se destacó la importancia de la tutoría y, sobre todo, quien es la persona más idónea para realizarla. Igualmente que no todo profesor es idóneo para desempeñar el cargo de tutor. Se puede ser excelente profesor de lenguaje o matemáticas pero no necesariamente ser un buen tutor.
En esta ocasión analizaremos cuáles son los momentos de trabajo y las principales líneas de trabajo que una institución educativa debería realizar. Algunas de estas líneas son de carácter general y atraviesan todos los niveles de enseñanza; otras dependen de la edad de los educandos.
A. Los momentos
Hay tres momentos claves en el desarrollo de la orientación y tutoría:
a. La entrada en la vida escolar sistematizada.
b. El acceso a la secundaria y optar por la opción científico humanista o técnica.
c. El momento previo a elegir una vocación al término de la secundaria.
La Orientación y Tutoría en la entrada a la vida escolar sistematizada.
En la educación inicial y los primeros grados de la educación primaria el sistema predominante de trabajo en las aulas es la unidocencia; por tanto en la gran mayoría de centros educativos que ofrecen esos servicios las opciones de distinguir entre el profesor de aula y el tutor se anulan, puesto que es la misma persona.
El ingreso a la educación inicial y a los primeros grados de la educación primaria es un momento decisivo en la evolución cultural y personal de los estudiantes. Es cuando el tutor debe procurar la progresiva adquisición de hábitos adecuados de socialización -convivencia en grupo-, desarrollo personal, higiene, comportamiento, así como crear las condiciones para que el niño desarrolle y perfeccione su voluntad. Recordemos que es el pase de una relación centrada en el entorno familiar a otra situación en la que los niños confraternizarán con un maestro(a) y sus compañeros de clase.
También interesa conocer las características de la capacidad mental general, de reacción y de memoria. El monitoreo de estas capacidades y de la formación de los hábitos esenciales debe realizarse permanentemente y no cada cierto tiempo. Las pruebas de inteligencia con fines pronósticos ayudan a predecir las posibilidades y límites en los estudios, encontrar algunos problemas de aprendizaje, evitar fracasos y repeticiones; también ayudan a planificar actividades extracurriculares que refuercen el interés por los estudios y adoptar medidas que ayuden a los estudiantes a lograr una realización personal propia.
Es el momento en que más se puede trabajar con los padres de familia. Luego, a medida que los estudiantes van creciendo y avanzando en su escolarización ese trabajo se vuelve más difícil, no solo porque los padres depositan más confianza en el colegio -demasiada en muchos casos-, sino también porque los propios estudiantes manifiestan poco interés en que sus padres participen.
Orientación y tutoría durante el acceso a la secundaria y optar por la opción científico humanista o técnica
A diferencia de la educación primaria, la característica en secundaria es la polidocencia. Además, los estudiantes comienzan a experimentar uno de los procesos más trascendentes de su existencia: transitar de la niñez a la vida adulta. Es la etapa cuando la figura del tutor se vuelve más necesaria, como también la presencia de psicólogos, que conjuntamente con los tutores deberían desarrollar un trabajo coordinado y muy efectivo.
La ausencia de psicólogos educacionales es una de las grandes debilidades de la escuela pública y de muchas privadas. En la escuela pública solo pueden tenerse -en teoría- en los colegios secundarios. En la práctica, cada vez que se produce una vacante en ese cargo ya no es cubierta. Lo deseable sería que cada institución educativa, incluidas las de educación inicial, primaria y secundaria cuenten con este servicio especializado que no solo es de gran ayuda para los estudiantes, pues también lo es para los profesores y padres de familia.
En términos generales, muchas de las tareas que realiza el tutor en la educación primaria son también atribuibles en la secundaria. Lo que varía son los énfasis en función del grado de maduración de los alumnos y la aparición de nuevas necesidades. Es la etapa en que aparecen todas las manifestaciones de la pubertad y adolescencia, al igual que las amenazas de los peligros que rondan en el entorno. Temas como el enamoramiento, las relaciones sexuales, el consumo de drogas, la anorexia, la bulimia y la orientación vocacional son indispensables que los estudiantes los conozcan y conversen ampliamente sobre sus alcances. Varios de estos temas tendrían que irse trabajando desde la primaria.
En determinados momentos o en algunas materias los alumnos, pueden necesitar un refuerzo académico o mayor orientación, lo que no necesariamente debe entenderse como tratamiento educativo de necesidades especiales, en sentido estricto. Ellos pueden demandar una atención más personalizada, adaptaciones en las didácticas empleadas, horas complementarias de trabajo. Veamos algunas situaciones:
a. Apoyo y/o refuerzo para superar dificultades en la lecto escritura o las operaciones simples de cálculo en base a una intervención personalizada o a pequeños grupos y frecuentemente con una metodología específica.
b. Aplicación de métodos específicos y especializados para estudiantes con problemas que podrían derivarse de la historia familiar y educativa previas (dislalia, dislexia, lentitud en el aprendizaje o dificultad para acceder al nivel de las operaciones lógico-formales). Estos problemas demandan técnicas y estrategias que el profesor ordinario debiera ser capaz de desarrollar con la asesoría y cooperación de otros especialistas.
c. Empleo de procesos instruccionales alternativos a los convencionales para adquirir capacidades potencialmente transferibles a distintos dominios; por ejemplo, la capacidad de discriminar, formular conceptos, manejar la memoria, solucionar problemas y procesar la información en general.
En los centros educativos públicos y en algunos privados con elevada relación alumnos por profesor en las aulas, muchas veces atender estas necesidades no resulta fácil. Lo más difícil en clases muy grandes es prestar atención a ciertos alumnos que necesitan atención específica permanente o transitoria. De allí lo importante que es dejar al tutor algunas horas libres de dictado de clase para facilitar la realización de tareas que implican un trabajo individual o en pequeños grupos.
La orientación al momento previo de definir su rumbo de vida al egresar de la secundaria
En la educación secundaria la orientación profesional debe reforzarse. Los estudiantes deben valorar la madurez de su inteligencia, vocaciones, preferencias profesionales, etc., al mismo tiempo que perfilan los rasgos de su personalidad. Debe tenerse en cuenta que la actitud de los padres y los estudiantes es generalmente reservada frente a un consejo vocacional, incluso podría ser contraria a las aptitudes que el estudiante ha mostrado a lo largo de su historia académica. Sólo una paralela información en el ámbito colectivo permitirá que la orientación sea una realidad útil para su porvenir profesional.
La experiencia enseña que en sistemas de tutoría débiles como los que existen en la mayoría de los centros secundarios, las decisiones sobre el futuro profesional son tomadas por los estudiantes sin haber recibido ninguna preparación específica, ni en el hogar ni en el centro educativo. Las consecuencias futuras pueden ser el abandono prematuro de los estudios en la educación superior, o lo que es peor, finalizar dichos estudios con la sensación que haber hecho una elección equivocada y verse obligado a buscar trabajo en un campo que no les da satisfacción personal y social.
Las diversas materias de estudio pueden servir para indicar la preferencia vocacional del alumno. En ellas habría que procurar que los estudiantes valoren la relevancia de cada área de formación; asimismo que vayan tomando contacto con la práctica de profesiones afines a cada área. La orientación hacia las ciencias o humanidades es relativamente más sencilla cuando previamente hubo un adecuado seguimiento de los estudiantes desde el inicio de su escolaridad, aunque a veces se dan casos de duda. Aquellos que poseen aptitudes marcadamente verbales, aptitudes verbales buenas o aceptables y fuerte tradición cultural tienen más probabilidades de ser exitosos en Humanidades. Los que poseen aptitudes marcadamente espaciales o tienen aptitudes verbales y especiales buenas pero equilibradas tienen altas probabilidades de tener éxito en profesiones científicas. Finalmente, quienes son muy buenos en ciencias pueden optar también por las Humanidades.
B. Los campos de trabajo.
Veamos cuáles son esas líneas de trabajo. Veremos que el trabajo de tutoría es amplio y consignar una sola hora para su desarrollo en clases, tal como lo estipula el diseño curricular es insuficiente.
Orientar para la vida
Los jóvenes enfrentan un futuro que es muy difícil. ¿Cómo repercutirán en el futuro de sus vidas los acelerados cambios que se producen en la sociedad, el conocimiento y las tecnologías? Hay estudios que indican que el mundo está viviendo solo el 20% de los cambios que se habrán producido dentro de cinco años.
De hecho la globalización de las sociedades, las culturas y las economías irá creciendo. Por ello, si bien se espera que los jóvenes contribuyan al desarrollo y bienestar del país, es deseable que lo hagan con una visión global, en donde dos actitudes son claves a desarrollar:
a. Enseñar a convivir y a comportarse. Además, factores como la globalización de las relaciones y el desarrollo de urbes más pobladas traerán consigo aspectos muy favorables para el desarrollo de niños y jóvenes, pero también otros que significan riesgo de debilitamiento de los valores, de la preservación de la cultura local. Las ciudades más pobladas se tornarán cada vez más inseguras y peligrosas; la competencia por el ascenso social y la estabilidad en los empleos demandarán de las personas un mayor nivel educativo.
Por ello, enseñar a convivir y enseñar a comportarse deben ser dos objetivos importantes en el trabajo del tutor. Frente a salas de clase cada vez más heterogéneas, es importante enseñarles a adaptarse a la vida, al medio y las circunstancias, evitar conductas problemáticas porque no sólo son comportamientos indeseables que afectarán su vida adulta, sino porque también perjudican el clima de aprendizaje y constituyen una falta de consideración al resto de sus compañeros.
b. Construir un proyecto de vida, aspirando los más altos niveles de educación posibles. Tener estudios de educación primaria y de educación secundaria incompleta comienza a representar muy poco en las posibilidades de no ser pobre ni contar con una cierta calidad de vida en los países latinoamericanos de mayor desarrollo. Por esta razón, hay que crear conciencia en los estudiantes, incluso de los sectores más pobres, que su meta debe ser la adquisición de por lo menos doce años de escolaridad.
Igualmente, desde muy temprana edad hay que trasmitir al estudiante la importancia de ir construyendo un proyecto de vida. Implica ello que vaya formando un concepto de sí mismo y de su identidad personal. La construcción del proyecto de vida de cada estudiante no es única responsabilidad del tutor; debe serlo de todo el equipo docente de la institución educativa.
Construir un proyecto de vida supone prepararse para tomar decisiones. Quizá la primera decisión más importante que un estudiante tome en relación a su futuro es definir qué hará luego que concluye su educación secundaria ¿optará por una carrera tecnológica, por una universitaria o se insertará en el mundo del trabajo? ¿qué carrera seguir y qué criterios pueden ayudar a elegirla? La orientación vocacional es vital en estos procesos de decisión.
Generalmente para hacer orientación vocacional los profesores tutores disponen de escasos medios orientadores para sus estudiantes. Tres instrumentos de apoyo que podrían utilizar son: las revistas sobre orientación vocacional, la información de algunos diarios, especialmente los días domingos, sobre requerimientos de postulantes a empleos y utilizar a los propios padres de sus estudiantes y a otros invitados a que cuenten cómo es su profesión: el nivel actual de empleabilidad, los salarios promedio, sus perspectivas...
Sería muy útil que mediante charlas, conversaciones y lecturas, los estudiantes recaben la mayor cantidad de información sobre temas como los siguientes: los problemas de la elección profesional en el ámbito personal, familiar y social, las carreras que le interesan o que se encuentran cercanas a las que le interesan, los conceptos relacionados con la vocación y la profesión, los centros de estudios superiores y universitarios, la realidad del país.
Debe destacarse que la función del tutor en este caso es informar, sugerir, aconsejar, pero nunca decidir. Si el estudiante no ha alcanzado suficiente madurez, esa capacidad de decisión hay que trasladarla a los padres.
Capacitarse para aprender
El aprender es un proceso que se da durante toda la vida. La formación no acaba con la escuela ni la universidad. Las opciones de actualización y capacitación son múltiples y cada vez más creativas. Para aprovecharlas los estudiantes deben valorar la importancia de la lectura y de otras áreas de formación básicas, conocer sobre estrategias de control y de manejo adecuado de las rutinas. Recordemos que más del 90% de las cosas que hacemos durante el día forman parte de las rutinas. Si a ellas incorporamos tiempo para hacer deporte, para leer algo interesante, para reflexionar en uno mismo, habremos ganado mucho.
En el aprender es importante poner el acento en el logro de las siguientes cualidades:
a. Que cada estudiante conozca aprenda a identificar sus talentos y limitaciones cognitivas. Los conocimientos y estrategias de trabajo que dispone para desarrollarlos o superarlos. El estudiante debe saber si está progresando satisfactoriamente hacia los objetivos de una tarea específica y si requiere modificar su conducta cuando sea necesario.
b. Que a su vez conozca de otros talentos y limitaciones. Por ejemplo, en lo que son las expresiones artísticas, deportivas, de creación e innovación.
c. Adquirir un cierto domino de técnicas de estudio y de memorización. Por ejemplo de comprensión lectora, recogida de información sobre un tema, de mejora de la retención y el recuerdo. El reconocimiento del esfuerzo por alcanzar una meta o desarrollar una habilidad es un buen incentivo para hacer que los estudiantes se impliquen más en la tarea. Una mejor motivación puede conseguirse presentándoles tareas de dificultad moderada, ni muy fáciles ni muy difíciles, o propiciando en los estudiantes experiencias de toma de decisiones en cuanto a metas a lograr que les generen satisfacción propia por lo que consigan.
d. Organizarse y planificar el tiempo. Para el desarrollo de habilidades cognitivas y otras habilidades es capital que los estudiantes aprendan a planificar su tiempo y que sepan identificar las condiciones mínimas que requiere para esos desarrollos. Por ejemplo, para estudiar en casa, un espacio tranquilo, luz adecuada, algunos recursos educativos complementarios a los que existen en la escuela, etc. La participación de la familia es indispensable. A su vez, el aprender implica saber buscar información, automonitorearse, autocorregirse, autoevaluarse, y en general, de aprender por uno mismo. Estas capacidades son fundamentales para acceder a nuevos aprendizajes y avanzar en conocimientos más profundos y complejos.
Material de interés
Tuto Tomar una decision.pdf
Tuto Dilemas morales.pdf
TutoriaPonteensulugar.pdf
fuente:politicasdeeducacion
En el documento que publiqué el 12 de octubre abordé el tema "El tutor y su importancia en la formación integral del estudiante". En él se destacó la importancia de la tutoría y, sobre todo, quien es la persona más idónea para realizarla. Igualmente que no todo profesor es idóneo para desempeñar el cargo de tutor. Se puede ser excelente profesor de lenguaje o matemáticas pero no necesariamente ser un buen tutor.
En esta ocasión analizaremos cuáles son los momentos de trabajo y las principales líneas de trabajo que una institución educativa debería realizar. Algunas de estas líneas son de carácter general y atraviesan todos los niveles de enseñanza; otras dependen de la edad de los educandos.
A. Los momentos
Hay tres momentos claves en el desarrollo de la orientación y tutoría:
a. La entrada en la vida escolar sistematizada.
b. El acceso a la secundaria y optar por la opción científico humanista o técnica.
c. El momento previo a elegir una vocación al término de la secundaria.
La Orientación y Tutoría en la entrada a la vida escolar sistematizada.
En la educación inicial y los primeros grados de la educación primaria el sistema predominante de trabajo en las aulas es la unidocencia; por tanto en la gran mayoría de centros educativos que ofrecen esos servicios las opciones de distinguir entre el profesor de aula y el tutor se anulan, puesto que es la misma persona.
El ingreso a la educación inicial y a los primeros grados de la educación primaria es un momento decisivo en la evolución cultural y personal de los estudiantes. Es cuando el tutor debe procurar la progresiva adquisición de hábitos adecuados de socialización -convivencia en grupo-, desarrollo personal, higiene, comportamiento, así como crear las condiciones para que el niño desarrolle y perfeccione su voluntad. Recordemos que es el pase de una relación centrada en el entorno familiar a otra situación en la que los niños confraternizarán con un maestro(a) y sus compañeros de clase.
También interesa conocer las características de la capacidad mental general, de reacción y de memoria. El monitoreo de estas capacidades y de la formación de los hábitos esenciales debe realizarse permanentemente y no cada cierto tiempo. Las pruebas de inteligencia con fines pronósticos ayudan a predecir las posibilidades y límites en los estudios, encontrar algunos problemas de aprendizaje, evitar fracasos y repeticiones; también ayudan a planificar actividades extracurriculares que refuercen el interés por los estudios y adoptar medidas que ayuden a los estudiantes a lograr una realización personal propia.
Es el momento en que más se puede trabajar con los padres de familia. Luego, a medida que los estudiantes van creciendo y avanzando en su escolarización ese trabajo se vuelve más difícil, no solo porque los padres depositan más confianza en el colegio -demasiada en muchos casos-, sino también porque los propios estudiantes manifiestan poco interés en que sus padres participen.
Orientación y tutoría durante el acceso a la secundaria y optar por la opción científico humanista o técnica
A diferencia de la educación primaria, la característica en secundaria es la polidocencia. Además, los estudiantes comienzan a experimentar uno de los procesos más trascendentes de su existencia: transitar de la niñez a la vida adulta. Es la etapa cuando la figura del tutor se vuelve más necesaria, como también la presencia de psicólogos, que conjuntamente con los tutores deberían desarrollar un trabajo coordinado y muy efectivo.
La ausencia de psicólogos educacionales es una de las grandes debilidades de la escuela pública y de muchas privadas. En la escuela pública solo pueden tenerse -en teoría- en los colegios secundarios. En la práctica, cada vez que se produce una vacante en ese cargo ya no es cubierta. Lo deseable sería que cada institución educativa, incluidas las de educación inicial, primaria y secundaria cuenten con este servicio especializado que no solo es de gran ayuda para los estudiantes, pues también lo es para los profesores y padres de familia.
En términos generales, muchas de las tareas que realiza el tutor en la educación primaria son también atribuibles en la secundaria. Lo que varía son los énfasis en función del grado de maduración de los alumnos y la aparición de nuevas necesidades. Es la etapa en que aparecen todas las manifestaciones de la pubertad y adolescencia, al igual que las amenazas de los peligros que rondan en el entorno. Temas como el enamoramiento, las relaciones sexuales, el consumo de drogas, la anorexia, la bulimia y la orientación vocacional son indispensables que los estudiantes los conozcan y conversen ampliamente sobre sus alcances. Varios de estos temas tendrían que irse trabajando desde la primaria.
En determinados momentos o en algunas materias los alumnos, pueden necesitar un refuerzo académico o mayor orientación, lo que no necesariamente debe entenderse como tratamiento educativo de necesidades especiales, en sentido estricto. Ellos pueden demandar una atención más personalizada, adaptaciones en las didácticas empleadas, horas complementarias de trabajo. Veamos algunas situaciones:
a. Apoyo y/o refuerzo para superar dificultades en la lecto escritura o las operaciones simples de cálculo en base a una intervención personalizada o a pequeños grupos y frecuentemente con una metodología específica.
b. Aplicación de métodos específicos y especializados para estudiantes con problemas que podrían derivarse de la historia familiar y educativa previas (dislalia, dislexia, lentitud en el aprendizaje o dificultad para acceder al nivel de las operaciones lógico-formales). Estos problemas demandan técnicas y estrategias que el profesor ordinario debiera ser capaz de desarrollar con la asesoría y cooperación de otros especialistas.
c. Empleo de procesos instruccionales alternativos a los convencionales para adquirir capacidades potencialmente transferibles a distintos dominios; por ejemplo, la capacidad de discriminar, formular conceptos, manejar la memoria, solucionar problemas y procesar la información en general.
En los centros educativos públicos y en algunos privados con elevada relación alumnos por profesor en las aulas, muchas veces atender estas necesidades no resulta fácil. Lo más difícil en clases muy grandes es prestar atención a ciertos alumnos que necesitan atención específica permanente o transitoria. De allí lo importante que es dejar al tutor algunas horas libres de dictado de clase para facilitar la realización de tareas que implican un trabajo individual o en pequeños grupos.
La orientación al momento previo de definir su rumbo de vida al egresar de la secundaria
En la educación secundaria la orientación profesional debe reforzarse. Los estudiantes deben valorar la madurez de su inteligencia, vocaciones, preferencias profesionales, etc., al mismo tiempo que perfilan los rasgos de su personalidad. Debe tenerse en cuenta que la actitud de los padres y los estudiantes es generalmente reservada frente a un consejo vocacional, incluso podría ser contraria a las aptitudes que el estudiante ha mostrado a lo largo de su historia académica. Sólo una paralela información en el ámbito colectivo permitirá que la orientación sea una realidad útil para su porvenir profesional.
La experiencia enseña que en sistemas de tutoría débiles como los que existen en la mayoría de los centros secundarios, las decisiones sobre el futuro profesional son tomadas por los estudiantes sin haber recibido ninguna preparación específica, ni en el hogar ni en el centro educativo. Las consecuencias futuras pueden ser el abandono prematuro de los estudios en la educación superior, o lo que es peor, finalizar dichos estudios con la sensación que haber hecho una elección equivocada y verse obligado a buscar trabajo en un campo que no les da satisfacción personal y social.
Las diversas materias de estudio pueden servir para indicar la preferencia vocacional del alumno. En ellas habría que procurar que los estudiantes valoren la relevancia de cada área de formación; asimismo que vayan tomando contacto con la práctica de profesiones afines a cada área. La orientación hacia las ciencias o humanidades es relativamente más sencilla cuando previamente hubo un adecuado seguimiento de los estudiantes desde el inicio de su escolaridad, aunque a veces se dan casos de duda. Aquellos que poseen aptitudes marcadamente verbales, aptitudes verbales buenas o aceptables y fuerte tradición cultural tienen más probabilidades de ser exitosos en Humanidades. Los que poseen aptitudes marcadamente espaciales o tienen aptitudes verbales y especiales buenas pero equilibradas tienen altas probabilidades de tener éxito en profesiones científicas. Finalmente, quienes son muy buenos en ciencias pueden optar también por las Humanidades.
B. Los campos de trabajo.
Veamos cuáles son esas líneas de trabajo. Veremos que el trabajo de tutoría es amplio y consignar una sola hora para su desarrollo en clases, tal como lo estipula el diseño curricular es insuficiente.
Orientar para la vida
Los jóvenes enfrentan un futuro que es muy difícil. ¿Cómo repercutirán en el futuro de sus vidas los acelerados cambios que se producen en la sociedad, el conocimiento y las tecnologías? Hay estudios que indican que el mundo está viviendo solo el 20% de los cambios que se habrán producido dentro de cinco años.
De hecho la globalización de las sociedades, las culturas y las economías irá creciendo. Por ello, si bien se espera que los jóvenes contribuyan al desarrollo y bienestar del país, es deseable que lo hagan con una visión global, en donde dos actitudes son claves a desarrollar:
a. Enseñar a convivir y a comportarse. Además, factores como la globalización de las relaciones y el desarrollo de urbes más pobladas traerán consigo aspectos muy favorables para el desarrollo de niños y jóvenes, pero también otros que significan riesgo de debilitamiento de los valores, de la preservación de la cultura local. Las ciudades más pobladas se tornarán cada vez más inseguras y peligrosas; la competencia por el ascenso social y la estabilidad en los empleos demandarán de las personas un mayor nivel educativo.
Por ello, enseñar a convivir y enseñar a comportarse deben ser dos objetivos importantes en el trabajo del tutor. Frente a salas de clase cada vez más heterogéneas, es importante enseñarles a adaptarse a la vida, al medio y las circunstancias, evitar conductas problemáticas porque no sólo son comportamientos indeseables que afectarán su vida adulta, sino porque también perjudican el clima de aprendizaje y constituyen una falta de consideración al resto de sus compañeros.
b. Construir un proyecto de vida, aspirando los más altos niveles de educación posibles. Tener estudios de educación primaria y de educación secundaria incompleta comienza a representar muy poco en las posibilidades de no ser pobre ni contar con una cierta calidad de vida en los países latinoamericanos de mayor desarrollo. Por esta razón, hay que crear conciencia en los estudiantes, incluso de los sectores más pobres, que su meta debe ser la adquisición de por lo menos doce años de escolaridad.
Igualmente, desde muy temprana edad hay que trasmitir al estudiante la importancia de ir construyendo un proyecto de vida. Implica ello que vaya formando un concepto de sí mismo y de su identidad personal. La construcción del proyecto de vida de cada estudiante no es única responsabilidad del tutor; debe serlo de todo el equipo docente de la institución educativa.
Construir un proyecto de vida supone prepararse para tomar decisiones. Quizá la primera decisión más importante que un estudiante tome en relación a su futuro es definir qué hará luego que concluye su educación secundaria ¿optará por una carrera tecnológica, por una universitaria o se insertará en el mundo del trabajo? ¿qué carrera seguir y qué criterios pueden ayudar a elegirla? La orientación vocacional es vital en estos procesos de decisión.
Generalmente para hacer orientación vocacional los profesores tutores disponen de escasos medios orientadores para sus estudiantes. Tres instrumentos de apoyo que podrían utilizar son: las revistas sobre orientación vocacional, la información de algunos diarios, especialmente los días domingos, sobre requerimientos de postulantes a empleos y utilizar a los propios padres de sus estudiantes y a otros invitados a que cuenten cómo es su profesión: el nivel actual de empleabilidad, los salarios promedio, sus perspectivas...
Sería muy útil que mediante charlas, conversaciones y lecturas, los estudiantes recaben la mayor cantidad de información sobre temas como los siguientes: los problemas de la elección profesional en el ámbito personal, familiar y social, las carreras que le interesan o que se encuentran cercanas a las que le interesan, los conceptos relacionados con la vocación y la profesión, los centros de estudios superiores y universitarios, la realidad del país.
Debe destacarse que la función del tutor en este caso es informar, sugerir, aconsejar, pero nunca decidir. Si el estudiante no ha alcanzado suficiente madurez, esa capacidad de decisión hay que trasladarla a los padres.
Capacitarse para aprender
El aprender es un proceso que se da durante toda la vida. La formación no acaba con la escuela ni la universidad. Las opciones de actualización y capacitación son múltiples y cada vez más creativas. Para aprovecharlas los estudiantes deben valorar la importancia de la lectura y de otras áreas de formación básicas, conocer sobre estrategias de control y de manejo adecuado de las rutinas. Recordemos que más del 90% de las cosas que hacemos durante el día forman parte de las rutinas. Si a ellas incorporamos tiempo para hacer deporte, para leer algo interesante, para reflexionar en uno mismo, habremos ganado mucho.
En el aprender es importante poner el acento en el logro de las siguientes cualidades:
a. Que cada estudiante conozca aprenda a identificar sus talentos y limitaciones cognitivas. Los conocimientos y estrategias de trabajo que dispone para desarrollarlos o superarlos. El estudiante debe saber si está progresando satisfactoriamente hacia los objetivos de una tarea específica y si requiere modificar su conducta cuando sea necesario.
b. Que a su vez conozca de otros talentos y limitaciones. Por ejemplo, en lo que son las expresiones artísticas, deportivas, de creación e innovación.
c. Adquirir un cierto domino de técnicas de estudio y de memorización. Por ejemplo de comprensión lectora, recogida de información sobre un tema, de mejora de la retención y el recuerdo. El reconocimiento del esfuerzo por alcanzar una meta o desarrollar una habilidad es un buen incentivo para hacer que los estudiantes se impliquen más en la tarea. Una mejor motivación puede conseguirse presentándoles tareas de dificultad moderada, ni muy fáciles ni muy difíciles, o propiciando en los estudiantes experiencias de toma de decisiones en cuanto a metas a lograr que les generen satisfacción propia por lo que consigan.
d. Organizarse y planificar el tiempo. Para el desarrollo de habilidades cognitivas y otras habilidades es capital que los estudiantes aprendan a planificar su tiempo y que sepan identificar las condiciones mínimas que requiere para esos desarrollos. Por ejemplo, para estudiar en casa, un espacio tranquilo, luz adecuada, algunos recursos educativos complementarios a los que existen en la escuela, etc. La participación de la familia es indispensable. A su vez, el aprender implica saber buscar información, automonitorearse, autocorregirse, autoevaluarse, y en general, de aprender por uno mismo. Estas capacidades son fundamentales para acceder a nuevos aprendizajes y avanzar en conocimientos más profundos y complejos.
Material de interés
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